jueves, 4 de febrero de 2016

lunes, 18 de enero de 2016

En defensa del arte

 

A pesar de que siempre es mejor hacer que decir, no podemos en este mundo dominado por el dios mercado, desdeñar la utilidad que puede tener decir algunas cosas en determinados sitios y en determinado momento. Es más que probable que ello nos acarree algún que otro enemigo y algún que otro silencio, pero al hacerlo, quizás también consigamos que alguien se cuestione la artificiosa e interesada realidad que el poder nos impone y pueda, podamos, recuperar al menos en parte un pedacito de la sensibilidad que este, con todas sus falsas verdades, nos arrebata a diario. Asumamos el riesgo.
Del mismo modo que existe la tele basura y la comida basura, existe el arte —por llamarlo de alguna forma— basura. Un arte que por definición carece de calidad y que comparte con sus homólogos televisivos y culinarios, además de este rasgo, un objetivo, que no es otro que el de hacer dinero. La mayor cantidad de dinero posible, en el menor tiempo posible y a costa de lo que sea y de quien sea. Este tipo de arte es fácilmente reconocible, porque nada más verlo salta a la vista que no es arte, que es simple y llanamente una basura. Una vergüenza, un cachondeo o en el mejor de los casos, una más o menos simpática ocurrencia digna, no de un museo o una sala de exposiciones, sino de un parque temático o de atracciones.
No hace falta que venga ningún erudito —que vendrá— a decirnos, unas veces sutilmente y otras sin ambages, lo ignorantes y poco cultivados que somos, y a hacernos una encendida defensa de la obra, ocurrencia o esperpento en cuestión y de su autor, apelando a su fama, prestigio, premios, cotizaciones, colecciones o museos que orgullosamente —sin pudor alguno, diría yo— exhiben muestras de su "talento". Y no hace falta porque dicha obra nos dice todo lo que tiene que decirnos —que no es mucho— ella solita, a bocajarro y sin necesidad de ayuda. De todas formas, no ha de sorprendernos —y de hecho creo que no lo hace— la actitud y argumentos del mentado erudito o de todos aquellos que de una u otra forma protegen, fomentan o se benefician de este bochornoso y escandaloso negocio. Son parte del engranaje. Y el espectáculo debe continuar. Este arte, al que además de basura podemos llamar oficial por la desmesura del apoyo que recibe de las instituciones y por la abrumadora presencia que tiene en los museos de arte moderno —otra pista para reconocerlo—, no solo aquí, sino también en otros países, es precisamente el que aleja a la gente del arte. Y sin embargo... a la gente le gusta el arte, a la gente nos sigue gustando el arte.
Poco podemos esperar pues de los "expertos", los políticos o las instituciones en materia de arte —ya lo recordaba Gauguin a finales del siglo XIX refiriéndose al arte oficial: "Lo que el Estado estimula, languidece; lo que protege, muere". De todas formas no está todo perdido y aunque sería de agradecer que pusieran algo de su parte en fomentar el arte, apoyar a los artistas y acercar el trabajo de estos a la gente —los medios de comunicación que asuman la parte de responsabilidad que les corresponda en el asunto— , no han sido ni son, para su vergüenza, necesarios para que el arte se desarrolle, se difunda y se disfrute. Y hoy en día, en la era de internet, menos aún.
Hay tantos artistas —pintores, escultores, músicos, poetas...— haciendo una obra digna y de calidad, que descubrirlos y poder disfrutar de sus trabajos, no es más que una cuestión de voluntad. No es necesario que alguien nos diga lo que está o no está de moda, lo que tenemos que ver, escuchar o comprar, lo que tenemos que sentir o de lo que debemos disfrutar. Aunque algunos no se lo crean, estamos perfectamente capacitados para rechazar las mediocres tomaduras de pelo que inundan las salas de exposiciones, los museos, nuestras plazas y nuestras calles. Del mismo modo, somos capaces de apreciar, sin tutela de autoridad alguna, la belleza que transmite una obra de arte cuando realmente lo es. Y es así, porque el arte no necesita intermediarios de ninguna clase, porque entre nosotros y la obra solo existen ideas, sensaciones, sentimientos y emociones. Podrán decirnos —y lo harán— que esto es lo más vanguardista, que es la mejor inversión y que aquello otro es anacrónico y no merece nuestra atención. Pero a pesar del empeño y los medios que emplean para hacernos creer lo contrario, el arte y los amantes del arte, no entienden de épocas ni de cotizaciones, y no podrán evitar, por mucho que lo intenten, que nos sigamos emocionando con los cuadros de Van Gogh o la música de Beethoven.
Poco pueden hacer sus criterios, sus camelos, sus negocios y sus basuras, cuando se enfrentan a la pasión que desprende una autentica obra de arte.
 
© Chevira
Septiembre 2015
 
 

viernes, 21 de noviembre de 2014

Balcón Sevillano

 
 
                                                    © Rafa Chevira
 
Balcón Sevillano
oleo sobre DM
40x30 cm


 

jueves, 13 de noviembre de 2014

Chevira 01


                                         
  Selección de obras de Chevira en pequeño formato.
 
Noviembre 2014
 
©Rafa Chevira
 
 
 


lunes, 10 de noviembre de 2014

Tarjetón





Tarjetón de la exposición en Sopa de Ganso
Miranda de Ebro
2014

miércoles, 29 de octubre de 2014

Mujer con abanico

 
 
"Mujer con abanico". Obra para piano y conjunto instrumental compuesta, editada y masterizada por Juan Manuel Martínez Castellanos.18-Mayo-2013. Imagen: "Mujer con abanico", óleo sobre lienzo original de Rafa Chevira.

sábado, 26 de julio de 2014

ARTE O NEGOCIO

 
 
 
 
 
 
El siguiente texto lo escribí hace 23 años (es decir, cuando tenía 26)  para el catálogo de la exposición que realicé en la sala Eloy Gonzalo de Caja Madrid en 1991. Este texto y los cuadros que presenté en la exposición, marcaron el inicio del silencio con que he sido agasajado. Solo por eso ya merece la pena compartirlo aquí.
 
 
 
 
ARTE O NEGOCIO
    
 
     Tratar de explicar lo que es el arte parece, cuando menos, difícil. La mejor forma de llagar a entenderlo es acercándose a la obra, es ella y nadie más la que nos revela sus secretos, ni siquiera el propio artista consigue hacerlo porque desde el momento en que este la termina deja de pertenecerle. La obra tiene ya vida propia, habla por sí misma y no necesita de nadie para hacerse entender. Convendría, sin embargo, aclarar en la medida de lo posible, en qué circunstancias se desarrollan hoy en día el arte y los artistas.
     Pinta lo que quieras con tal de que no digas absolutamente nada. Este es el primer requisito que han de cumplir todos aquellos que pretendan hacerse un hueco en el panorama artístico actual. Además, claro está, de tener dinero, amigos —a ser posible bien colocados— ser obediente y estar dispuesto a regalar alguna que otra obra.
    La calidad importa poco. Aquí se vende lo que sea. El tamaño, en cambio, es importante, de él depende en gran medida el precio de la obra. De ahí que ahora se pinten cuadros grandes, lo que no quiere decir, ni mucho menos, grandes cuadros. Tampoco es del todo imprescindible ser artista, basta con echarle cara.
     El artista no tiene ya nada que decir, al estar él y su arte sujetos al mercado y en manos de los que con sus gustos e ideas estéticas lo manejan. De este modo y teniendo en cuenta que lo que mueve a estos no es un sentimiento de respeto, admiración y amor por el arte y los artistas —como tantas veces les hemos oído manifestar—, sino que lo que realmente les motiva son los beneficios, vemos, como así sucede, que la obra de arte no es valorada en función de sus propias cualidades, sino por su valor de cambio en el mercado. Este sistema acaba por anular al artista como ser creador, transformándolo en un simple productor de mercancías para dicho mercado. Parece normal, por tanto, que el arte no sea hoy en día otra cosa que una "prestigiosa" manera de enriquecerse.. El arte como excusa, el arte convertido en fábrica de dinero.
     Por otra parte, los que manejan el mundo de la cultura, no han destacado —y la historia está llena de ejemplos— precisamente por su olfato a la hora de descubrir dónde se hallaba el talento. No solo porque nunca han ido a buscarlo, sino que ni aún teniéndolo delante lo han sabido reconocer. Los artistas han tenido que sufrir años de privaciones y en muchos casos hasta morirse, para que fuesen reconocidos talentos que hoy dan por sentado que siempre lo fueron. Todos sabemos que vale más artista muerto que artista vivo. Ahora bien, no nos deben de extrañar ni los innumerables desatinos que han tenido ni el retraso que históricamente arrastran con respecto a la creación artística. Son elementos que aparecen después de que el hecho artístico se haya dado. No intervienen en el proceso creativo y su criterio no es determinante ni para la obra ni para el artista. No podía ser de otro modo con tan desafortunado historial. Y lo más bochornoso, no es su incapacidad para entender a los artistas, es, ante todo, que sean precisamente ellos los que manejan el mundo de la cultura.
     En cuanto a los artistas, el panorama es, si cabe, más deprimente. Basta que nos demos una vuelta por las exposiciones para darnos cuenta que los artistas, como antes se ha dicho, no tienen ya nada que decir. El artista ha sucumbido ante las expectativas que el mercado le abre. Así, deslumbrado por las posibilidades de un rápido triunfo y cegado por las altas cotizaciones que están alcanzando las "obras de arte", se limita a producir obras destinadas a ese mercado. De este modo, si dejamos el arte reducido a mercancía, estamos negando el arte en su misma esencia.
     Es cierto que el artista necesita ganar dinero para poder crear y poder vivir, pero no es por dinero por lo que crea.  Lo hace por la necesidad interior que tiene de expresarse. Pero a esa expresión hay que darle un contenido.
     El artista está inmerso en una realidad, su condición de creador le permite representarla y transformarla, por lo que no puede permanecer ajeno a ella. Tiene que tomar partido. Que sus obras se rebelen contra la injusticia, que muestren la irracionalidad de un mundo deshumanizado en el que el dinero es motor y fin. Que transmitan sentimientos y emociones, pero también ideas. Que cumplan una función social. En definitiva, que sean expresión de su tiempo. El arte es un arma y como tal ha de utilizarse.
     He considerado más oportuno, en lugar del tan traído currículum que nada refleja, mostrar, aunque de manera breve, mi punto de vista sobre cuestiones que atañen al mundo del arte, porque creo que servirá para un mejor entendimiento del sentido que le doy a mi trabajo.
 
 
© Rafa Chevira

martes, 15 de julio de 2014

De la Chispa Nacerá la LLama


 


DE LA CHISPA NACERÁ LA LLAMA
 
Juan Oses
 
Noticias y Ocio/ Punto Cero
 
Julio 2014
 
 
nyopuntocero.es
 
 
 Rafa con su hermano Juan Manuel
 
 
- Fecha y lugar de nacimiento
 
Nací en Madrid el 8 de enero de 1965
 
- Lo primero que tengo que decir es que tener un hermano de la categoría artística y humana de Juan Manuel, ya es una buena tarjeta de presentación. Por supuesto, él opina lo mismo de ti.
 


  
 
Formar personas sensibles y concienciadas no es tarea fácil. Que esas personas sean capaces de transmitir con su trabajo dicha conciencia y sensibilidad, es más difícil aun; y ya encontrarlas, en esta sociedad insolidaria y esclava del dinero, del usar y tirar, del espectáculo fatuo y los silencios interesados... resulta casi imposible. Por eso, cuando uno se topa con personas de la categoría humana y artística de mi hermano, debe aprovecharlo sin dudar, disfrutarlo y compartirlo. No andamos sobrados de gente así.
 
-  De algún lugar os tiene que venir esa rebeldía que produce una obra tan intensa.
 
De nuestros padres. Crecimos en una casa donde el compromiso, la lucha activa contra la dictadura era una cuestión vital y pusieron a nuestro alcance los medios necesarios para que se despertase en nosotros la conciencia, para que fuésemos libres, para que nos indignásemos ante la injusticia y la combatiésemos, para que fuésemos personas más preocupadas en ser que en tener, para que tuviésemos un espíritu crítico y pudiésemos crear. Por ponerte un ejemplo entre los muchos que te podría dar, mis padres me llevaron al colegio Estilo,  fundado por Josefina Aldecoa y heredero del sistema de La Institución Libre de Enseñanza, donde no se impartía religión ni había libros de texto. Esto en plena dictadura. Los propios niños éramos los que ilustrábamos nuestros cuadernos, que por cierto, aún conservo como un tesoro. Era y es un colegio donde el respeto al desarrollo individual del alumno, el arte, la creatividad y el espíritu crítico del que te hablaba, son su eje fundamental. Eso por decirte solo una cosa, pero para no enrollarme, te diré que mis padres fueron la chispa y nosotros, si acaso, hemos sido la llama. Así que cualquier reclamación al respecto, ya saben dónde dirigirse. Eso sí, sepan que si van allí, me van a encontrar a mi (ríe).
 
- De la chispa nacerá la llama... En ese caso tus hijas estarán con su conciencia a muchos grados de temperatura.
 
Uno no es más que una sencilla correa de transmisión. Das lo que recibiste. Nosotros, Virgi y yo, hemos hecho lo posible (y lo seguimos haciendo) para que nuestras hijas sean buenas personas, solidarias, creativas, críticas y con la conciencia suficiente para saber distinguir entre quienes ejercen la violencia y quienes la combaten. Pero no es algo que hayamos hecho solos, son muchas las personas que han aportando su granito de arena. Hay que sembrar para luego recoger. Lo cierto es que estamos muy orgullosos de ellas.
 
- Te quiero decir, Rafa, que me encantan tus cuadros, que me han atrapado y que después de verlos un rato mi conclusión es que enseñan porque hacen pensar, de manera que esta es otra bonita y alegre vía que ayuda a formar a las personas.


 
 
 
Me alegra que lo veas así. Por supuesto, el arte es... o debería ser, porque tal y como están las cosas y como se las gastan algunos, me parece que no es algo que se cultive mucho, una pieza fundamental en la formación de las personas y en el desarrollo de su sensibilidad. Una pieza que como la literatura, la música o el cine, por citar solo algunas, son las que permiten a las personas ver y vivir la realidad de un modo diferente, más humanista, por decirlo de algún modo. Y eso se nota después en todos los ámbitos de la vida, en la relación con los demás, en la educación de los hijos e incluso en el sexo. La cultura, cultivar la sensibilidad, es una herramienta de vida que humaniza. No quiero decir con esto que las personas que no lean, que no les interesa el arte , que no tengan ninguna inquietud cultural, sean personas deshumanizadas, pero que andan cojas por la vida, eso sí.
 
- Al poder nunca le ha interesado que la gente se cultive.
 
Al poder, al poder económico, el auténtico poder, nunca le ha interesado que la gente piense, que se cuestione cosas y  pueda hacer algo que ponga en peligro su sistema. Al poder no le interesa la solidaridad, ni la sensibilidad, ni las personas, ni su calidad de vida, solo le interesan los números, sus números, sus beneficios. No quiere ciudadanos, quiere consumidores obedientes y sumisos, por eso necesita gente lo menos cultivada posible, que es lo mismo que decir, lo más manipulable posible. Necesita gente con conocimientos que sirva a sus intereses, no gente sensible, creativa y con criterio propio que pueda cuestionarlos. Así, se cambian museos por parques temáticos, cines y teatros por centros comerciales, libros por tele basura... Te arrebatan la vida sin que te percates. Y de derechos, ni les hables.
 
- ¿Se podría decir de ti que eres un artista comprometido? Creo que tu obra "La hora de las piñatas" merece un punto y aparte. Al verlo he pensado en los muralistas mexicanos. La verdad es que todavía no sé por qué.
 
Has pensado en ellos porque están ahí. Están Ribera, Orozco y Siqueiros, pero también Goya, Daumier, Picasso o el Equipo Crónica, es decir, todos aquellos que en algún momento han usado sus pinceles como un arma de denuncia. Sin embargo, no me considero un artista comprometido, me considero una persona comprometida. Y no me refiero solo políticamente, que también, sino humanamente. He realizado obras que podríamos encuadrar dentro de lo que se considera crítica social, pero no es solo ahí donde uno muestra su compromiso. El arte para mi, supone, per se, un compromiso. No es la pintura crítica la base fundamental de mi trabajo, es más, la he hecho y probablemente volveré a hacerla, pero no considero que sea el medio más apropiado, ni más efectivo, para reflejar la sociedad que vivimos y denunciar las barbaridades que se cometen. Hoy en día existen otros medios mucho más eficaces para hacerlo, como son la fotografía, el cine, la canción, las viñetas...


 

 
 
- Que también has utilizado.
 
Sí, uno dispara con cuantas armas tiene a su alcance. Estuve unos años colaborando con mis viñetas e ilustraciones en las revistas Zero y Odisea, tomando parte activa y aportando mi granito de arena, en la lucha del colectivo lgtb por ver reconocidos los derechos que se les negaban. Eso me llevó a realizar una serie de cómics titulados Chuecatown, que tenían el mismo carácter reivindicativo que las viñetas que te he comentado; y eso a su vez, desemboco en la realización de una película, pero ahí ya perdí el control y la película su carácter reivindicativo, conservando del cómic original tan solo el título. Pero eso es otra historia... Después de que se le reconocieran al colectivo sus derechos, estimaron que mi aportación ya no era necesaria y prescindieron de mis servicios. Parecía que ya estaba todo conseguido... y ya ves. De todas formas, sigo haciendo humor gráfico, intentando contribuir con mi trabajo a la idea de que otro mundo es posible. De momento me han cerrado todas las puertas a las que he llamado. En fin... habrá que esperar a que alguien vea la necesidad de que estas viñetas salgan a la luz, mientras tanto, como me dijo en cierta ocasión Paco Ibáñez, "...a las personas con conciencia no nos queda otra que seguir luchando". Y en esas estamos.
 
- Volvamos a la pintura. ¿Qué pintor o pintores han sido los que más te han influenciado? ¿A cuál admiras más?
 
Todos. Bueno, dejémoslo en casi todos. Lo que quiero decir es que soy una persona con una curiosidad casi enfermiza y eso me lleva a descartar muy pocas cosas. Evidentemente, no me gusta todo lo que veo y no con todo me siento identificado, pero todo pasa por el filtro y siempre algo queda. Pero como hablamos de influencias, también te diré que al no disociar a la persona del pintor, estas me han venido por todos lados. Tanto me han influido pintores, como músicos, poetas, cineastas o escritores. Y en cuanto a qué artista es al que más admiro, sin duda, te digo Picasso; y si me dejases decirte otro, te diría Miguel Ángel.
 
- Con frecuencia te lanzas a interpretar la obra de otros pintores. De Velázquez, Picasso, Cezanne, Goya, Van Gogh... ¿Qué te empuja a ello?
 
En primer lugar por el placer de hacerlo. Son obras que me gustan y con las que de una u otra forma me identifico. En segundo lugar porque me parece muy interesante, además de un reto, la idea de aportar una visión distinta de la obra creada por otro artista. Es apasionante y divertido explorar otras posibilidades. Y por último, porque para mí un cuadro es tan interpretable como lo es un botella, el desnudo de una mujer o un paisaje. Al fin y al cabo, pinte lo que uno pinte, lo que queda, lo que llega , lo que trasciende, es tu manera de ver, de sentir. Lo demás solo es técnica.
 
- La geometría está especialmente presente en tu obra. "Mujer con abanico", por ejemplo, da para muchos estudios y conjeturas. Me llama la atención tu forma de encajar las líneas rectas con otras curvas, de acercarlas, de formar un conjunto con unas y otras, y de hacerlo, además, con una limpieza y un colorido, diría que ejemplares. ¿Qué camino sigues para llegar a crear una obra?
 
Bueno, dejémosles las conjeturas y los estudios a los eruditos, que seguramente disfrutan con ellos más que nosotros. No hay método o al menos, no hay un solo método. Juan Gris decía que había pintores que partían de una botella para llegar a una abstracción y que él partía de una abstracción para llegar a una botella. Pues bien, yo he hecho las dos cosas. Por ejemplo, antes hacía muchos bocetos para llegar a lo que realmente quería  y cuando por fin lo tenía, lo dibujaba a lápiz en el lienzo antes de empezar a pintar. Antes, la pureza de las líneas, la pintura plana y la limpieza eran una obsesión. Y sin embargo, ahora no hago ningún boceto, pinto directamente sobre el lienzo sin dibujo previo, y las texturas, el azar y la expresividad de la pincelada es lo que define la forma en cómo afronto en este momento una obra.
 
- ¿Cómo ves el mundo del arte en la actualidad?
 
Pues exactamente igual que lo veía hace treinta años. Han cambiado las apariencias pero no las esencias. No se ha dado ni un solo paso por parte de quienes han manejado y manejan el mundo de la cultura, para acercar el arte a la gente. Sigue viéndose como algo elitista y los motivos ya los hemos comentado antes. En lugar de ser el arte el que refleje la sociedad y el tiempo que le ha tocado vivir, este se ha convertido, simple y llanamente, en un reflejo de dicha sociedad. Hablo en términos generales y del arte "oficial", por supuesto. Así, en un sistema decadente, sin escrúpulos, donde por encima de todo (y de todos) priman los beneficios, donde se antepone rapidez a eficacia, cantidad a calidad, donde todo vale, a condición de que con ello se gane dinero, donde el dios mercado establece las reglas y campan a sus anchas los privilegios, la corrupción y la impunidad ¿qué arte se puede esperar?.. El arte ha sucumbido a los "encantos" del todo poderoso mercado convirtiéndose en un negocio como cualquier otro y los artistas, en meros productores de mercancía para dicho mercado. El resultado es un arte espectáculo, un arte vacío, estéril, inofensivo, un arte tapadera. En la sociedad de la tele basura y la comida basura, se instala plácidamente el arte basura. Eso sí, una basura, para algunos, muy lucrativa.
 
- ¿Tiene solución este panorama que pintas?
 
Por supuesto que la tiene. Existen muchísimos artistas trabajando dignamente al margen de este circo oficial. Artistas silenciados, en la sombra, que pintan o esculpen por una necesidad vital, que se enfrentan a sus obras a pecho descubierto, que tratan de sumar, de aportar su visión, de compartirla. Gente que pinta para la gente, no para el mercado. Hay que acabar con la idea interesada de que el arte es una inversión, quitarle esa pátina que lo convierte en un producto financiero sin más y lograr que la gente pueda disfrutar de él sin complejos, que pueda deleitarse y sacar de él todo lo que humanamente le enriquece sin tener que pensar en futuras rentabilidades económicas. Hay que acercar el arte a la gente y conseguir que la gente se acerque al arte. Mira, si te fijas, cada vez que se organiza una exposición de pintura de calidad, ya sea de Velázquez, Picasso, los impresionistas... la gente hace colas por verla. Y no lo hacen solo porque sea una oportunidad única de disfrutar de obras que están diseminadas por el mundo y a las que muy posiblemente no tengan acceso, sino porque les atrae, porque a la gente le gusta el arte, el arte que transmite, que emociona, el arte puramente humano, el arte con mayúsculas. En cambio, las galerías de arte contemporáneo están vacías, no se forman colas a sus puertas para ver lo que dentro se expone. ¿Y eso por qué? Porque el arte y los artistas que se han subido a este burdo carrusel, han dado la espalda a la gente, porque a la gente no le gusta que le tomen el pelo y porque está harta de cachondeos. Hay artistas de calidad como para parar un tren y gente a patadas a la que le gusta el arte. Solo hay que parar el tren y dejar que la gente se suba.
 
- ¿Y eso cómo se hace?
 
Pues cambiando muchas cosas, tantas que probablemente necesitásemos un libro para poder explicarlas. Aún así, y para no salirme del formato de la entrevista, te apuntaré alguna aunque sea de forma telegráfica. Habría que tocar muchos palos, el primero, evidentemente, la educación. Al principio te dije que no es tarea fácil formar personas sensibles, pero es que además, lleva su tiempo hacerlo. Por eso es esencial que la educación artística, el cultivo de la sensibilidad, se empiece a dar desde la más tierna infancia. Habría que tocar temas fiscales, habría que diseñar una política de apoyo, fomento y difusión de la cultura para que esta llegase realmente a la gente, para que todo el mundo tuviese acceso a ella; habría que cambiar la política de los museos y de los espacios gestionados por el Estado, tanto en lo que se refiere a su uso y aprovechamiento como a la gestión de sus recursos, y esto, es aplicable también a las casas de la cultura, esos espacios infrautilizados y mortecinos que vegetan al lado de nuestra casa. Habría que hacer una labor de difusión de la cultura a través de la televisión, de una manera seria, imaginativa, rigurosa y constante; habría... en fin, habría que hacer muchas cosas. Pero déjame decirte solo una más, la fundamental: Que los pintores pinten, que los escultores esculpan, que recuperen la pasión que esta sociedad competitiva les arrebató; que vuelvan a emocionar. Esa sería una bella manera de empezar.
 
- Y ya la última pregunta: ¿Qué planes tienes, artísticamente hablando?
 
Esta me la has puesto fácil: Pintar.
 
 
- Rafa, ha sido un placer conversar contigo. Mientras lo hacíamos, estaba pensando en cómo podría cambiar este país con un Ministro de Cultura de tus características. Desgraciadamente, no caerá esa breva, eso sería algo así como si de pronto eligieran Papa a un cura comprometido de Cuatro Caminos, pero si me dejaran hacer una propuesta a día de hoy, una propuesta para estudiar, no dudaría en trasmitir esta. Sinceramente.
 
Ost