viernes, 18 de febrero de 2011

Chuecatown (La película)

TEXTO DE LEOPOLDO ALAS PUBLICADO EN "El Mundo" CUANDO SE ESTRENÓ LA PELÍCULA Y QUE MUCHA GENTE NO CONOCE.


Chuecatown, comedia negra
El martes fui al estreno con Rafael Martínez Castellanos, el autor del cómic en el que muy libremente se ha basado la película con la que Juan Flahn debuta en la dirección cinematográfica. Como ocurre con tantas adaptaciones, cuesta reconocer en ella la obra original, salvo en el título, que siempre me pareció un hallazgo, en los nombres de la pareja protagonista, Leo y Rey, y en el lugar donde transcurre, el barrio de Chueca.
Por lo demás, los guionistas Dunia Ayaso y Félix Sabroso han llevado el agua a su molino convirtiendo el cómic de Rafa en una comedia negra de las suyas, ligera, entretenida, disparatada y con un plantel de actores estupendos entre los que destaca con fuerza Concha Velasco en el papel de la madre de Rey, que odia a su yerno como buena suegra. No sólo porque el suyo es un bombón de personaje sino porque la Velasco es indiscutiblemente una de nuestras grandes actrices y aquí está que se sale, hasta el punto de convertirse en la gran baza de la película, que ojalá sea un éxito. Por supuesto, Rosa María Sardà resuelve con talento el papel de la investigadora fóbica que pisa los talones al psicópata asesino de viejas, interpretado por Pablo Puyol. Y los demás actores también están a la altura: Edu Soto haciendo de su hijo policía, Pepón Nieto y Carlos Fuentes encarnando a la pareja de novios, y Mariola Fuentes a su amiga y vecina, un personaje desaprovechado. Pero todos hacen un poco de sí mismos mientras que la Velasco convierte a su Antonia, fumadora empedernida y borde sin concesiones, en una de las creaciones cómicas más afortunadas del último cine español.
Sin embargo, la crítica que plantea este Chuecatown al prototipo gay de gimnasio, clasista y superado, se queda en un pretexto argumental. Y sin caer en la susceptibilidad o la corrección política, llamo la atención sobre una curiosa paradoja. Siendo Rafa heterosexual, su cómic tiene un impulso reivindicativo, una ternura y una comprensión hacia los homosexuales que desde la mirada gay o filogay de los autores de la película se convierte en una andanada burlesca. La autocrítica, si se hace, como en este caso, con sentido del humor, es de agradecer. Pero el mundo gay, que ha entrado en una crisis de crecimiento, necesita que los homosexuales seamos valientes y generosos con nosotros mismos.
De lo contrario daremos carnaza a nuestros enemigos, que son demasiados, alimentando los peores prejuicios. Por eso me aferro al cómic original y quiero tanto a su autor.

Leopoldo Alas. El Mundo

  Rafa Chevira y Leopoldo Alas en el estreno de Chuecatown

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