viernes, 18 de febrero de 2011

Entrevista Universo Gay

ENTREVISTA A RAFA CHEVIRA, CREADOR DE CHUECATOWN

Por Rosi Legido

14 - Nov - 2007


Quizá esa facilidad de palabra y de familiaridad, sea la mejor carta de presentación de Rafa Chevira. Conocido por sus cómics, dice recordarse desde siempre dibujando, y lo hace a modo de viñetas, carteles o, incluso, cuadros. Una de las razones del encanto que trasmite es su capacidad de entender sentimientos ajenos. Detesta que crean que un heterosexual no puede comprender las diferentes condiciones sexuales de un individuo e, incluso, reflejar tan verídicamente como él, a la comunidad gay. Puede presumir de ello, porque sus cómics Chuecatown así lo demuestran.

- ¿Cómo surge la idea de crear un cómic gay como Chuecatown?

Mostré mi trabajo a la revista Odisea y como ellos tienen una editorial, me dijeron que si era capaz de crear una historia de continuidad. Les presenté la propuesta de Chuecatown, les pareció interesante y se publicó el primer volumen. Después de ese vinieron otros dos más, que son los que hasta ahora hay publicados.

- Hasta Chuecatown se podría decir que la mayoría de los cómics de temática gay, eran de cierta erótica. En cambio Chuecatown tiene otro estilo, otro diseño, otras historias…

En el primer número de Chuecatown aparecen varias escenas de sexo bastante explícitas y aunque yo no entendía muy bien que interés podía tener ver a estos personajes narigudos y con el cuerpo en forma de huevo enfrascados en tórridos encuentros, existiendo Internet, habiendo revistas y películas suficientes para satisfacer la necesidad de cualquiera, fue una de las condiciones que puso la editorial: que apareciese mucho sexo. Evidentemente, el sexo es importante, es más, considero que merecería la pena hacer un cómic tratando el tema en profundidad, pero me parece mucho más necesario denunciar, tanto la discriminación que sufren los homosexuales como las actitudes homófobas. Esa es la aportación que podía hacer Chuecatown. Hacer reír pero a la vez hacer pensar en un asunto que atañe a todos y no sólo a los homosexuales. La intención era aportar un granito de arena que sirviese para sacudir conciencias y que contribuyese a acabar con la discriminación y si no, al menos, que fuese una chinita en el zapato de los homófonos e intolerantes. La editorial me dio la oportunidad de sumarme con mi trabajo a la lucha del colectivo por conseguir la plena igualdad y eso es algo que siempre les agradeceré.

- Leo y Rey son pareja gay y deciden ir a vivir a Chueca. ¿Crees que sigue siendo una especie de refugio para muchos homosexuales, un gueto, un barrio para todas las opciones sexuales…?

No sólo ha sido un refugio para muchos homosexuales, sino también para muchos heterosexuales. Ha sido una isla de libertad en un océano de intolerancia y lo deseable sería que esa isla se acabase convirtiendo en un continente. Sin embargo, pese a seguir conservando cierto alo de libertad, hoy en día parece que esa isla ha sido tomada por el voraz apetito de "Don Dinero", que viendo en todo lo gay un buen negocio, está convirtiendo la isla en un gran centro comercial. El dinero es importante porque lo necesitamos para vivir, pero nunca a expensas de nosotros. Lo de menos es que Chueca haya sido o siga siendo un gueto, siempre y cuando no se considere el gueto como un fin en sí mismo. Si ha servido o sirve para que la gente vaya allí a respirar, a disfrutar y a coger impulso para poder seguir ampliando los márgenes de libertad, ha cumplido, cumple, con creces su función. El gueto entendido como sitio de paso y no como objetivo. El problema es que si a esta isla le arrebatamos su función, acabará convirtiéndose en una especie de parque temático a la que miles de personas acudirán cada fin de semana, no a respirar, sino a gastar.

- ¿Se basa uno en experiencias personales, en lo que ve… o es imaginación y ficción?

La historia y los personajes son inventados, si bien es cierto que alguno de ellos tiene un más que sospechoso parecido con ciertos personajes reales. Hay en casos que he recurrido a algunos hechos reales y he utilizado textos, citas y frases textuales, pronunciadas o escritas por personajes reales, como son las de la Biblia o algunas de las que están puestas en boca de los personajes del cura o la concejala, no sólo porque me parecía esencial dejar constancia de cual es su pensamiento a través de lo que dicen y escriben, sino porque reconozco que mi imaginación no da para elaborar tan aberrantes pensamientos. Suyo es el mérito y es justo que yo así lo reconozca. En cualquier caso, aunque la historia y los personajes sean ficticios, están reflejando una realidad.

- ¿Tiene lectores este tipo de cómics entre la comunidad gay y los que no lo son?

Menos de los que uno desearía y considera saludable. El cómic, creo que podría resultar muy útil, además de a ciertos homosexuales que parece no tienen muy claro quién es el enemigo, a muchos heterosexuales a los que sus prejuicios y desconocimiento les hacen aún tolerar gestos y actitudes homófobas. Y para aquellos que tengan superado esto y no conozcan el cómic, este puede resultarles divertido.

- ¿Y las editoriales apuestan por estos trabajos o prefieren los superhéroes?

Basta con echar un vistazo a las estanterías de las librerías para darnos cuenta de la desproporción que existe entre la presencia este tipo de cómics y los de superchulazos. Está claro por dónde va la cosa: el negocio es el negocio. Ya no hay tapaderas.

- Ha gustado tanto que el cine se fija en tus cómics y hace una película.

Fue Manuel Ángel Egea de la productora Azalea quien se interesó por llevar el cómic al cine. Su intención era adaptarlo, crear una historia nueva que respetase los personajes, que utilizase situaciones y diálogos que aparecen en éste y hacer una película que fuese fiel a su espíritu. La intención era hacer algo como lo que se hizo con Mortadelo y Filemón. Quería incluso que yo participase en el guión. Evidentemente no me lo pensé, pero al final, después de muchos avatares, las personas que acabaron realizando la película, que no tenían o bien la capacidad o bien la intención de hacer algo distinto, optaron por hacer su película y para eso no me necesitaban ni a mí ni al cómic. La película es otra cosa, no tiene absolutamente nada que ver con el cómic y he de decir que nunca le estaré lo suficientemente agradecido a su director, por haberlo aclarado siempre que ha tenido ocasión. Lo único mío que hay en la película es el título y el nombre de los dos protagonistas. Cada artista debe responder de sus obras y lo que han llevado al cine no es obra mía, mi obra es el cómic.

- ¿Crees que hay un auge de la comedia queer?

No creo que la intención original respondiese a una moda, creo que existía una sincera voluntad de hacer algo distinto, de dar, con ironía y humor, una visión crítica del trato que estaba dando el Aznarismo y la Iglesia a los homosexuales. Para mí existen dos tipos de películas: las buenas y las malas. Da igual que sean comedias, dramas o eróticas; es igual que cuenten con megaestrellas o con actores desconocidos, que tengan más o menos efectos especiales, ni siquiera el presupuesto es algo que determine la calidad, en el mundo del Arte se dice que las mejores obras se han hecho con un lápiz y un papel; lo esencial es que la película nos aporte algo nuevo, nos transmita alguna emoción, que tenga algo que decirnos; que nos cautive. Lo demás son lentejuelas.

- ¿Y has quedado satisfecho de la película?

Creo que no hace falta que te responda. De todas formas no está todo perdido, aún nos queda el Teatro para rescatar al auténtico Chuecatown.

- Es una idea muy buena. ¿A qué crees que se debe esa moda gay?

Lo gay se ve como un buen negocio y hay gente en la industria del cine que no puede desaprovechar la ocasión de sacarle a esto la tajada que pueda mientras esté de moda. A mí no me interesan las modas.

- Tratas temas como el de la adopción, ¿cuál te gustaría abordar también?

Estando el patio como está, casi que cualquiera. Todavía quedan algunas cosillas por hacer para llegar a ese otro mundo posible.

- ¿Crees que con el humor se puede concienciar a la gente?

Soy de los que aún creen que la poesía es un arma cargada de futuro, como decía Gabriel Celaya. Yo considero mi trabajo un arma, ya sea cuando pinto, escribo o hago humor gráfico, un arma para concienciar. Espero que haya alguna persona a la que mi trabajo, no sólo le haya parecido gracioso, sino que además le haya hecho reflexionar o cuestionarse algo, que le haya servido para algo más que para pasar el rato. Con una sola persona a la que le haya resultado útil, me doy por satisfecho. De lo que sí estoy convencido es de que "con humor se lucha mejor", como dice un personaje de Chuecatown.

- ¿Para cuándo más cómics de Chuecatown?

Para cuando alguien me los encargue. De momento y a no ser que a las puertas de las editoriales empiecen a agolparse oleadas de embravecidos lectores reclamando la publicación de más números del cómic, me temo que éstas no tienen el más mínimo interés de hacerlo. ¡Vivan los chulazos!


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